viernes, 20 de junio de 2008

lunes, 9 de junio de 2008

Huevos con Cebolla

Para la proxima travesia quiero una de estas!

martes, 3 de junio de 2008

Almuerzo en el Anguilas

El Sabado 31 de mayo de 2008 salimos al mediodia hacia el
anguilas. La temperatura rondaba por los 0 grados a la mañana,
pero hacia el mediodia el día se torno tan agradable que nos
sacamos las camisetas.
Al entrar en la boca del Rio Angulas, por el Canal Vinculacion,
lamentamos en silencio el creciente desmonte que se esta
efectuando en este particular arroyo. El mismo habia sido uno
de los mas agrestes de la primera seccion del delta, lo cual es
sorprendente por su cercania.
Encontramos un buen lugar para bajar, protegidos del viento y
del solcito. Alli almorzamos sanguchitos, patys y ensaye una
receta a base de arvejas que cocine en la marmita y con el
calentador de alcohol. A eso de las 16:00 hs, cuando el sol
empezo a bajar, y la temperatura a descender partimos hacia
cabo blanco; donde tomamos mate y frio. Tambien comimos una
rica torta hecha por la mama de Lucas. A las 6 regresamos con
las manos entumecidas al hispano.

Veranito de otoño en el Paraná

Que la Navarra, que el Mini, que esto que lo otro y finalmente después de una semana de tantas vueltas terminamos acampando en la Navarra, un tranquilo recreo situado a orillas del canal de la Serna y arroyo el Durazno. La convocatoria resulto muy buena ya que el grupo lo conformamos trece puros kayakistas (tengo mis dudas sobre uno de ellos), un remero de bote, dos sacrificadísimas remeras y hasta un amigo canino. Entre los kayeros se encontraban Carlitos (Hipi), Capurro, Jorge, Raulito, Leandro, Eloy (Bencina), Pablo Rosario, Pablo Banchero, Guadalupe, Mariano y su esposa. Del lado de los remeros de bote, Adrian, Anita, Guiyo (que haces timoneando un boteee!!) Jime y su perro Simba. Cada grupo salió en diferentes horarios y tomaron por distintos caminos. Al fin llego el sábado, ya no veíamos la hora de rajar y de escaparnos de la cuidad para buscar un poco de verde. Estibamos los kayaks y a las diez y media junto a Leandro, Eloy y Guada, comenzamos a remar. La mañana otoñal nos recibió con una agradable temperatura, algunas nubes cubrían el cielo y el sol asomaba de a ratos. Cruzamos el Lujan e ingresamos al Gambado, donde navegaban algunos botes de madera. Salimos al rio Sarmiento, el cual bajaba notablemente debido al viento norte que estaba soplando. Hicimos una paradita en el recreo Parque Lyfe (no por cansancio che) si no para buscar mi carpa y mi bolsa de dormir que allí habían quedado desde el verano. El naranja y marrón coloreaban todo y el piso era un confortable y cálido colchón de hojas. Todo esto parecía una hermosa postal otoñal. Continuamos viaje por el Sarmiento hasta que llegamos a la zona del Tres Bocas y tuvimos un imprevisto. La ola que genero una lancha colectiva, me levanto y me tiro contra el kayak de Guada que estaba al lado mío. Ella se quiso agarrar de la proa para no golpearse pero inevitablemente perdió el equilibrio y volcó. Pero no paso nada, con Eloy la ayudamos, acercamos el kayak al muelle, lo vaciamos y Guada subió al toque. La próxima te pasamos el shampoo!!Perdoooon Guada!! Después de bucear un rato jeje, remontamos un par de kms el río Capitán hasta que ingresamos al arroyo Toro. Aquí comenzamos realmente a disfrutar de la remada. Solo el paso de algunas lanchas irrumpían las quietas aguas. Sobre la orilla izquierda los vestigios de una destruida casa dejaban ver el paso del tiempo y los años de abandono. Los aromas se tornaron exquisitos y los sonidos mas perceptibles. Continuamos remando e ingresamos al sinuoso pero bellísimo arroyo Antequera. Cada curva nos mostraba algo diferente, colores, arboledas mecidas por el viento, hojas que lentamente caían al agua y bonitas casas de fin de semana. Charlábamos de lo fabuloso que seria poder tener un pequeño rancho, uno sencillo con salamandra para el invierno y un buen deck para desayunar en el verano. Luego de una paradita técnica en Pericos y después de tres horas de remo el Antequera nos abrió paso a una de las vistas más espectaculares: el ancho e imponente Paraná de las Palmas. Lo observe y sentí con ganas, me transmitió paz y a los demas también. Bajamos a almorzar sobre una playita que ya nombramos de nuestra propiedad. Que buen lugar, arena, un quincho que le falta medio techo pero que da sombra y por supuesto el río a nuestros pies. Eran como las dos de la tarde y el sol apareció para darnos ese calorcito que invita a dormir una buena siesta. Eloy se cocino unos fideos con su calentador de alcohol al estilo Shackleton , Lea y yo sándwiches y Guada nos cebo unos mates riquísimos. No nos daban ganas de movernos, estábamos muy relajados este sitio es un placer. Después de descansar cruzamos el Paraná, estaba manso y no tuvimos inconveniente alguno. Tomamos el arroyo Paycarabi donde la tibia brisa de otoño nos acaricio el rostro de manera confortable. Paleamos varios metros por aquí hasta que viramos a la izquierda para ingresar al arroyo Durazno. Este trayecto estuvo acompañado por el inconfundible canto de las pavas de monte que dos o tres veces cruzaron de una orilla a la otra. Pero lo que mas capto nuestra atención fue un hermoso Martín Pescador que estaba posado sobre una rama con su largo pico y su colorido plumaje. Apenas nos vio, el muy cauteloso se echo a volar. Sin darnos cuenta llegamos a la Navarra donde ya habían llegado algunos amigos kayakeros. Armamos las carpas, nos instalamos cómodamente y enseguida vinieron los merecidos mates con bizcochitos, que buenos que estaban. Ya de noche cruzamos el canal de la Serna para hacer unas compras de provisiones, todo estaba iluminado por la blanquecina luz de la luna. Todo parecía color plateado y era mágico. Con Guada armamos las cañas y nos pusimos a pescar, el río estaba increíble, justo cuando hacemos el primer tiro cayeron dos botes de madera y en uno de ellos venia Guiyo haciendo de timonel, como lo gastamos. Varios del grupo se fueron a cenar las milanesas del señor Miyagui mientras que el resto encendimos un fueguito y tiramos algo de carne a la parrilla. Luego de cenar vinieron las anécdotas de travesías, había uno que no paraba de hablar (no se quien será), charlas sobre calentadores jajajaja y de los mas diversos temas. Por supuesto que todo esto acompañado de mate, vino tinto y chocolates. Algunos se fueron a roncar temprano, los últimos como a las dos de la madrugada.Amanece en la Navarra, el cielo esta nublado pero hace poco frío. Salgo de la carpa y el aire fresco y puro me da fuerzas para arrancar el día. Salude a uno x uno, algunos hacia rato que andaban despiertos. Todos nos fuimos a tomar mate al lado del río, la mañana estaba bárbara y cuando salió el sol mucho mejor. Seguí intentando pescar pero no agarre nada, Guada me gano por un bagrecito. Con tranquilidad fuimos levantando campamento y a las once y media emprendimos el regreso. El sol pegaba tan bien que pudimos remar sin remera. En caravana fuimos bajando por el Paraná, la deriva nos llevo lentamente. Sacamos fotos, comimos algunas naranjas y lo seguíamos gastando a Guiyo. No perdimos ni un instante de disfrutar el veraniego día que nos estaba tocando. Continuamos bajando hasta que nos mandamos por el río Capitán. En menos de una hora arribamos a Pehuén donde bajamos a almorzar. Ahí estuvimos un buen rato, nos deleitamos con unas sabrosas pizzas y de postre dulce de batata con queso, hacia mil años que no probaba tan buen dulce (que ídola a la que se le ocurrió comprar ese postre). Después de la panzada continuamos viaje hacia Tigre. Remamos un par de kms mas por el Capitán, tomamos el Rama Negra, el Gaviotas que con su belleza no deja de deslumbrarnos y donde Pablo quedo incrustado en un cañaveral. Seguimos por el Espera y entramos al Sarmiento donde después de correr un catamarán me di un lindo chapuzón, menos mal que no hacia frío. El ultimo tramo lo hicimos por el arroyo Gambado hasta que en el río Lujan nos despedimos. Ya caía la tarde, la rampa del Hispano estaba invadida de botes y kayaks y mientras las primeras luces de la costanera se encendían el veranito de otoño iba llegando a su fin.

por Lucas Sosa