jueves, 27 de marzo de 2008

Encuentro Nacional de Kayak - 2008

Aca les dejo una galleria de imagenes del encuentro.

lunes, 17 de marzo de 2008

Isla Martín Garcia

El proximo fin de semana iremos a la Isla Martín García. Aca
les dejo un croquis de la isla.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Fin de año en la Isla Martin García.

(2007-2008)


Por Lucas Sosa


La banda kayakera se junto una vez mas para despedir el 2007, y
que mejor manera de hacerlo que remando y disfrutando de un día
a puro rio y sol. El punto de encuentro fue en el recreo el Toro
sobre las márgenes del rio Capitán. El grupo de amigos éramos
Alfred, Hernán, Gaby, Moni, Laura Nicastro, Vane, Dani y su
esposa Laura, mi amigo el loco Leandro, Eloy amigo de travesía,
Juan, Iron, Guiyo, Eduardo, Marcos, Rafa y Gisela.

Como de costumbre el almuerzo fueron unas exquisitas
hamburguesas y algunos chorizitos, el parrillero Daniel, que
grande amigo salieron deliciosas. Todo esto acompañada con
cervezas y gaseosas. La mesa estuvo compartida por mucha charla,
chistes y anécdotas de las travesías que tuvimos el gusto de
compartir con varios de los chicos del grupo, no parábamos de
reírnos.

Luego de almorzar, nos dirigimos hacia la playita, la tarde
estaba muy calurosa y enseguida nos tiramos al agua para
refrescarnos y jugar un rato como chicos . Después del chapuzón
comenzamos con la ronda de mates, galletitas, bombones de
enamorado y un budincito que había traído Laura. Entre mate y
mate llego la hora del brindis, levantamos las copas y brindamos
para despedir un formidable 2007 y esperar por un prospero año
2008, repleto de trabajo, salud y futuras travesías, SALUD!!!

Pero para Eloy y para mi los festejos no terminaban allí,
después de despedir a nuestros amigos, nos subimos a los kayaks
y pusimos rumbo hacia la Isla Martin García donde pasaríamos los
últimos dos días del año y celebraríamos el nuevo año de manera
totalmente diferente.

A las cinco de la tarde, con el sol todavía bien alto empezamos
a remontar el rio Capitan, con gusto podíamos observar como la
gente disfrutaba del agua fresca que seguramente aliviaba tanto
calor.

Después de una hora de remada cruzamos el Paraná de las Palmas,
hacia rato que no navegaba por el y me dio mucha satisfacción
surcar sobre sus caudalosas aguas. Echo el cruce ingresamos al
rio capitancito, seguimos por el aguaje del Durazno y a las ocho
en punto de la noche remontamos el interminable arroyo Chana.
Con la oscuridad presente remamos bajo un manto de incontables
estrellas que junto a las luciérnagas que allí brillaban nos
iluminaron el camino.

A las nueve cuarenta desembocamos en el Paraná Mini, nos
dirigimos hacia Toledo pero al no haber nadie y no tener
respuesta a nuestros llamados decidimos parar en el ya conocido
Club Motonáutico. Luego de un refrescante baño y de cenar
hamburguesas que nos habían sobrado del mediodía nos fuimos a
dormir.

El domingo amaneció con el sol resplandeciente, el cielo
despejado anunciaba que tendríamos una jornada con mucho calor.

Tranquilamente desayunamos y a las nueve y media de la mañana
comenzamos a bajar las aguas del Mini. A esa hora el sol ya
pegaba duro, esto nos obligaba a mojarnos constantemente y a
hidratarnos todo el tiempo. Luego de una hora de remada llegamos
al Rio de la Plata viramos a babor y comenzamos a remontar los
Pozos del Barca.

Remamos un buen trecho sobre una zona de bancos donde navegar se
complicaba bastante debido a la escasez de agua. A medida que
avanzábamos encontramos un poco mas de profundidad y comenzamos
a cruzar hacia la inmensa isla Oyarbide. Soplaba una leve brisa
del noreste que daba tregua a tanta temperatura que veníamos
bancando.

Al mediodía alcanzamos el canal Lancha Petrel, ingresamos por el
y salimos al Canal Buenos Aires. Allí antes de cruzar bajamos en
la orilla de la Oyarbide y nos dimos un buen chapuzón para
mitigar los sofocantes 30 grados que nos acompañaban en esta
remada.

Embarcamos nuevamente a los frankys y empezamos con el cruce del
canal Buenos Aires que debido, a que el viento había dejado de
soplar, era lo más parecido a una pileta de natación. A las
13:30 hs de la tarde y luego de cuatro horas de remada arribamos
a la Isla Martin García.

Enseguida llevamos los kayaks hasta la callecita principal donde
merodeaban algunos turistas que visitaban la isla y miraban con
curiosidad a los recién llegados. Agobiados y con hambre nos
dirigimos hacia el pequeño kiosco para almorzar y beber algo ,
pero como ya era la hora de la siesta este se hallaba cerrado.
Finalmente ingresamos a la hostería donde pudimos disfrutar de
dos sándwiches de salame y queso con gaseosa fría y un agradable
ambiente fresco que invitaba a quedarse en el.

Luego de comer nos dirigimos hacia los kayaks, nos tiramos un
rato con intenciones de dormir la siesta, pero el insoportable
calor y el escandaloso ruido de las cotorras lo tornaban
imposible.

No nos quedo otra opción que levantarnos para preparar los
bártulos y llevarlos hasta el camping, por suerte antes de
llevar todo a mano, nos dimos una vuelta por el comedor Solís
donde sus dueños José y Marita nos recibieron muy cordialmente y
nos felicitaron una carretilla para trasladar todo. Una vez
instalados y armado el campamento llego el tan esperado momento,
nos zambullimos de cabeza en la pileta que existe en el parque
del Comedor Solis y que tan amablemente nos habían dejado usar.
Un merecedor premio para dos kayakistas que tanto se habían
esforzado para llegar a la isla.

Estuvimos como dos horas en el agua disfrutando y charlando de
todo un poco por supuesto que el tema más hablado fue sobre
kayakismo

Salimos de la pile y nos sentamos a tomar algo fresco y
nuevamente nos comimos unos ricos sándwiches de salame y queso,
tanta pesadez no habría el apetito para nada. Era maravilloso
poder ver tantas aves que volaban y aterrizaban en busca de
restos de comida, se notaba que era verano, la última vez que
habíamos visitado la isla había sido en otoño.

Otro de los habitantes que viven en este lugar y que había en
abundancia, son mariposas de todo tipo y color, pero la que mas
llamaba la atención es una mariposa denominada 88, llamada asi
por que en cada una de sus alas posee el numero 88. Solo se la
puede encontrar en el Parque Nacional Iguazú y en la Isla Martin
García ya que en esta se encuentra el último coletazo de la
selva misionera.

Bien entrada la tarde nos dirigimos hacia el muelle, no se
podía creer ver el canal Buenos Aires con tanta quietud, era un
espejo de agua. Aquí compartimos charla y mates con dos chicas
que habían llegado desde Bueno Aires en avión y nos contaron que
era la primera vez que visitaban la isla. Junto a ellas
observamos como el anaranjado sol, con lentitud, se fue
ocultando en el horizonte.

Cayó la noche pero la temperatura seguía siendo la misma, no
corría una gota de aire. En el camping encendí fuego para
cocinar chorizos y también me termine cocinando yo, Eloy fue
mas practico comió fideos que hirvió en cuestión de minutos.
Como en toda travesía el cansancio se hizo presente y nos fuimos
a dormir.

El 31 de diciembre, ultimo día del año, me levante como a las
diez de la mañana, una hora mas tarde lo hizo Eloy y desayunamos
junto al trinar de los pájaros. Como ya conocíamos la isla y el
calor no permitía hacer nada, nos limitamos a movernos solo por
los alrededores. Luego de desayunar nos fuimos hasta el muelle
y nos encontramos a José que, venia en gomon,desde el rio
Barquita trayendo a sus hijas Al único sitio que quisimos llegar
y sin éxito fue al arenal, caminamos un tramo por la pista, fue
como caminar adentro de un horno, pero no pudimos acceder a el
ya que la selva se cierra abruptamente.

Sin hallar el bendito médano, pegamos la vuelta hacia el camping
y otra vez nos acercamos a la refrescante y salvadora pileta,
ahí nos quedamos un buen rato tratando de mitigar la alta
temperatura que hacia. Llego la hora de almorzar y nos
deleitamos con unos sabrosísimos vacipan, estaban buenísimos.
Luego de dormir una horita la siesta, subimos a los kayaks para
realizar la circunnavegación de la isla pero al llegar a la
renombrada isla uruguaya Timoteo Dominguez cambiamos
automáticamente de idea. Cuando nos acercamos a su espectacular
playa de limpias arenas, divisamos un kayak blanco, era
Nolberto, kayakista solitario, que allí se había instalado.
Enseguida bajamos y lo saludamos cordialmente, no podía creer
que nosotros estuviéramos ahí.

Con Eloy no parábamos de admirar la belleza de la pequeña isla,
era un paraíso en medio del Rio de la Plata, arena por doquier,
aguas límpidas, varios pinos y arboles que brindan abundante
sombra para instalar un campamento. Pero por sobre todas las
cosas y lo mas importante la paz absoluta.

Había escuchado de boca de muchos kayakistas conocidos, que el
lugar era increíble, pero tuve que verlo con mis propios ojos
para creerlo. Aquí pasamos toda la tarde, charlando, mateando,
disfrutando del rio y también haciendo un poco de clínica de
rol. Eloy se encargo de darle un par de clases a Nolberto.
Pasaron las horas y no nos queríamos ir, después de otra ronda
de mates y de otro alucinante crepúsculo, nos despedimos de
Nolber y retornamos hacia Martin García. Eran las 9 y media de
la noche día y nosotros, a dos horas y media del fin del 2007
estábamos remando sobre un Rio de la Plata que era un espejo,
tanta era su quietud que observando el horizonte parecía ser que
remábamos hacia el limbo.

En media hora arribamos a la isla, nos pegamos un baño y fuimos
hacia el comedor Solís a cenar y despedir el año. Nos deleitamos
con unos exquisitos sorrentinos y de postre ensalada de fruta.
Llego la hora de brindar, levantamos las copas y FELIZ AÑO 2008
para todos. Un abrazo con Eloy, saludos con la gente de la isla
y un par de cañitas voladoras salieron despedidas hacia las
alturas.

Terminados los saludos disparamos para el muelle, no queríamos
perdernos el espectáculo de fuegos artificiales de la ciudad de
Buenos Aires. Era asombroso y emocionante observar como el cielo
se iluminaba, parecían relámpagos de tormenta. En ese momento
pasaron mil cosas por mi cabeza.

A las dos de la madrugada a descansar, al siguiente día nos
esperaba el largo regreso a Tigre.

Primero de enero de 2008, primer día del año, nos despertamos a
las siete de la mañana, que pachorra y eso que no habíamos
tomado nada. Luego de un exquisito capuchino instantáneo
acompañado con galletas dulces levantamos campamento. En dos
viajes llevamos todo el bartulaje hasta la costa, estibamos los
kayaks, presentamos derrotero en prefectura y a las nueve y
media de la mañana comenzamos a remar.

Sobre el Rio de la Plata soplaba viento leve del sector
noreste, el cual provocaba una suave marejada que hacia
llevadera la remada. Cruzamos el Canal Buenos Aires, pero en vez
de remontarlo lo bajamos pasando por la punta sur de la isla
Oyarbide y así ahorrarnos un par de kilómetros. Avanzábamos
sobre una zona de juncales e islas en formación, donde pude
disfrutar del sonido del viento, del agua y de los cisnes de
cuello negro que gritaban al notar mi cercana presencia.

Ibamos bien hasta que el viento aumento su intensidad y paso del
sector noreste al sudoeste. El oleaje se incremento y las olas
empezaron a romper sobre la proa. Las islas que veíamos sobre el
horizonte quedaron tapadas de polvo y apenas las divisábamos.
Cuando vi que las nubes habían tomado forma de cigarro, le dije
a Eloy me parece que es un pampero. Sin dudarlo remamos con
fuerza hasta la costa, y nos refugiamos en una isla en las
cercanías de Punta Moran. Menos mal que este pamperito no paso a
mayores ya que nos encontrábamos a un par de kilómetros de
tierra y no hubiera sido nada agradable volcar en esa situación.

Nos quedamos allí casi una hora aprovechando para descansar y
dormir. Estábamos solos, en medio de la naturaleza, escuchando
el rugido y mecer de los arboles que eran castigados por el
fuerte viento.

Pasaron alrededor de 40 minutos y decidimos salir a remar otra
vez. El incesante viento ya era del sudeste y parecía no
aflojar. Mi idea era ir directamente hacia la isla Zarate para
acortar camino, pero Eloy de buena manera me hizo entender que
remar por el medio del Rio de la Plata con viento en contra no
tenia sentido. Además de correr riesgo de vuelco era un desgaste
físico inútil, finalmente desistí (cabeza dura la mía).

Así dejamos por estribor Punta Moran e ingresamos a los Bajos
del Temor. Las olas golpeaban de babor y nos arrojaban hacia el
juncal, aquí puedo destacar las excelentes virtudes de
navegabilidad que posee el Franki en condiciones de oleaje. Su
popa con forma de quilla hace que la embarcación mantenga el
rumbo constantemente y evita que los que remamos sin timón
estemos corrigiendo la embarcación todo el tiempo.

Pasamos la desembocadura del Diablo hasta que llegamos a la ruta
de los palos y nos adentramos al Canal del Sueco. Desde lejos
veíamos los corderitos que se formaban en el Paraná de las
Palmas, dijimos los dos parece que va estar movidito.

Llegamos a este y las olas era bastante grandecitas pero
controlables, el viento castigaba con todo, parecía a propósito,
cada vez que volvemos de algún lugar lejano a este le gusta
aparecer para complicarnos la vida.

Para cruzar, primero dimos paso a una enorme embarcación que
venia por el canal, lo ancho del rio y el oleaje que había no
nos hubiera dado tiempo de ganarle. Cuando pasa veo en su popa
el nombre, se llamaba Estrella del Plata, todo una celebridad.

Finalmente cruzamos, ingresamos al arroyo Hambrientos, salimos
al Canal Honda y a las tres de la tarde arribamos al Fondeadero
para almorzar y descansar un poco. Como de costumbre llegaron
los molestos Jet Sky para irrumpir la paz del lugar. Además de
insoportables cada vez que cargan sus naves derraman
combustibles y aceite sobre la playa. Una cagada.

Ya faltaba poco para llegar a destino así que las cuatro de la
tarde bajamos por el pintoresco arroyo Arroyón, donde nos
refugiamos del viento y remamos bajo un adorable sol veraniego.

Continuamos por el arroyo Dorado, luego tomamos el rio San
Antonio e ingresamos al rio Sarmiento el cual estaba transitado
por una gran cantidad de lanchas colectivas. Nuestra destino
final fue el recreo Parque Lyfe, aquí bajamos entre una multitud
de personas que disfrutaban del sol y de la playa. Al ser
feriado nuestro Club Hispano cerro sus puertas obligándonos a
dejar los kayaks en el parque y terminar la travesía en lancha
colectiva. Que raro que nos sentíamos retornando a Tigre en
lancha, entre un montón de gente, como unos mas de ellos, que ni
siquiera imaginaban lo que habíamos vivido durante este fin de
año, sin dudas un fin de año distinto y especial.

martes, 11 de marzo de 2008

Chiste

Para los no avesados en la cultura idiomatica... el hombre en el
kayak y la orca dicen al mismo tiempo: "no te acerques demasiado
porque los vas a asustar" :-)

martes, 4 de marzo de 2008

"Este kayak no me gusta"

Hola a todos. Habitualmente en diferentes foros se escuchan
comentarios de este tipo. Una cierta inconformidad inherente al
kayakista medio... ¿tu kayak tiene mucha manga?... ¿o es
inestable?.. ¿o no mantiene bien el rumbo? Observa entonces las
embarcaciones de estas criaturas. Contienen todos los defectos
en una: son inestables, no mantienen el rumbo, no son estancos,
no tienen compartimentos estancos, etc. Realmente me resulta
sorprendente lo que hacen estas criaturas... el otro lado de la
moneda es que ellos utilizan este tipo de embarcaciones para
hacercarce a los turistas y pedirles un dolar a cambio de
dejarse fotografiar. Creo que ese dolar se lo tienen bien
ganado pero lamentablemente, otra vez, queda en evidencia las
injusticias de este mundo.